Por: Silvana López Ríos

Es imposible no tener altas expectativas de un director como Bong Joon-ho, que no solo nos regaló una película icónica y ganadora del Óscar como Parásitos, sino que se ha consolidado como uno de los directores más importantes y reconocidos de la industria en los últimos años. Algo que llamó mi atención es que su regreso fuera con una película con una esencia más occidental y sobre todo, comercial.
Mickey 17 sigue a Mickey Barnes (Robert Pattinson), quien consigue un empleo como “prescindible” dentro de una expedición en busca de un nuevo planeta que colonizar. Su trabajo consiste en realizar misiones riesgosas hasta morir…una y otra vez. Y cada vez que muere, su cuerpo es reimpreso sin problema alguno.
La película se inserta dentro del género de ciencia ficción, en un futuro tal vez no tan lejano, pero como suele hacer el cine de Bong Joon-ho, la historia da un giro cómico y satírico a los principales temas de la película.
El conflicto principal surge cuando, por error, aparecen dos versiones de Mickey al mismo tiempo: 17 y 18. En este universo la existencia de clones o “múltiples” es vista como una aberración, lo cual es irónico dado que la sociedad acepta y normaliza la existencia de los “prescindibles”. Lo que me lleva a cuestionar nuestra propia realidad: ¿cuántas veces hemos visto que algo es considerado ‘inaceptable’ hasta que le conviene a quienes están en el poder?
Con esta premisa, la película aborda temas como la explotación laboral, siendo representado con el peculiar empleo de Mickey, quien literalmente trabaja hasta morir. Además, toca otro tema clave: la diferencia de clases y su relación directa con el colonialismo. La clase alta de la tripulación trata a los “creepers”, las extraordinarias criaturas nativas del planeta Niflheim, con la misma indiferencia con la que ignoran las necesidades de la clase baja dentro de su propia expedición. No solo desprecian a los habitantes nativos de este mundo, sino que tampoco se preocupan por quienes trabajan y mueren para llevar a cabo su colonización. Esto nos lleva a cuestionar a nuestros líderes actuales y si de verdad trabajan por el bien común o solo buscan su propio beneficio.
Robert Pattinson nos demuestra de nuevo que tiene un rango actoral increíble, interpretando a múltiples versiones de Mickey, dos de las cuales representan una dualidad bastante interesante. Otro punto destacable, es que es la primera película considerablemente romántica del director Bong Joon-ho, y, personalmente, la dinámica que es presentada entre Mickey y Nasha me parece bastante genuina, demostrando una relación basada en el respeto mutuo a su propia individualidad e integridad.
Definitivamente es una película que busca transmitir un mensaje claro a través de la comedia y una “absurda” premisa. Con un estilo visual fenomenal, te permite envolverte en este mundo distópico con varios paralelos a nuestra propia sociedad. Sin embargo, creo que con tanto que decir, el ritmo pierde fluidez y por momentos llega a sentirse como ver tres películas a la vez.
Bong Joon-Ho nos recuerda una vez más que es un maestro en mezclar la crítica social con un poco de humor y un estilo inconfundible. Mickey 17 no solo es una cómica historia de ciencia ficción, sino que también nos deja en claro que la ironía de nuestra sociedad actual es incluso más absurda que cualquier distopía.