Texto y diseño: Lucy
De verdad, ¿no los entretiene?
La secuela más esperada del año por señores cuarentones y fanátiques de Normal People (serie protagonizada por el actor Paul Mescal) se estrenó en cines hace unas semanas y, siguiendo la fórmula de su antecedente, nos demanda a gritos ¿acaso no es suficiente revivir un espectáculo de gladiadores en el coliseo de la antigua Roma?
Ridley Scott vuelve a la dirección de narrativas históricas, esta vez con un elenco principal fenomenal formado por el antes mencionado actor irlandés Paul Mescal, y por otros A-Listers del momento: Pedro Pascal, Joseph Quinn, Connie Nielsen y Denzel Washington (quien cuenta con un increíble repertorio de togas que merecen ser consideradas como parte del elenco).
Scott retoma la historia del decadente imperio romano dieciséis años después la muerte de Máximo Decimo Meridio, en una Roma liderada por los tiránicos emperadores Geta (Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger). La ambición y sed por expandir el imperio de los gemelos amenaza con la estabilidad del imperio, pero con el tenaz y adorado general Marco Acacio (Pascal) liderando las tropas del ejército romano, la conquista de los reinos del norte de África es segura.
Uno de los territorios invadidos por el ejército de Acacio es el reino de Numidia, del cual Hanno (Mescal) será despojado tras perder la batalla contra Acacio para después ser vendido como esclavo y eventualmente convertido en el gladiador más cotizado del imperio, si suena familiar esta trama es porque es simplemente la repetición de la historia de Maximo.
Con un presupuesto que se duplica a comparación de su anterior instancia, Scott nos brinda un espectáculo de gladiadores tal y como lo hizo hace veinticuatro años, pero en esta ocasión en esteroides. Los efectos especiales, con los cuales no contaba en la primera película, nos dan escenas épicas y un poco cómicas. Mescal no sólo demuestra sus habilidades como guerrero en la arena contra otros gladiadores, sino que también pelea contra babuinos aterradores, rinocerontes y hasta tiburones.
Cabe resaltar que ninguna producción de Ridley Scott debería ser tomada como punto de referencia histórica, lo cual muchos historiadores han dejado en claro con críticas sobre la mala representación histórica en la película. Desde los tiburones en el coliseo hasta el uso de lo que parece ser un periódico en una escena (cuando la imprenta sería inventada mil doscientos años más tarde); estos detalles han desencadenado críticas sobre los errores en la representación histórica.
Un punto importante que debemos criticar de esta película es la falta abismal de May Calamawy, la actriz palestina que fue confirmada como parte del elenco 2023 en un papel protagonista de igual importancia que el de Pascal y Mescal. Las escenas y el rol de Calamawy fueron completamente eliminadas de la versión final sin ninguna explicación por parte de Scott o de la producción. Ningún actor ha comentado sobre esto y lo único que ha confirmado que Calamawy filmó con el elenco fueron fotos que Pedro Pascal subió recientemente del detrás de cámaras durante el rodaje, donde aparece Calamawy.
Controversias aparte, las actuaciones de Pascal y Mescal cumplen con las expectativas de la audiencia, nos demuestran sus habilidades en la arena y músculos tonificados; por igual, Quinn y Hechinger encarnan desquiciadamente a los antagonistas de manera un poco trillada. No es sorpresa que Denzel Washington, quien interpreta al verdadero villano de la historia, eleva el segundo y tercer acto con la simpatía y talento que lo han posicionado como uno de los mejores actores de nuestra época. Es un verdadero desafío para los actores que apenas comienzan sus carreras en la industria (Mescal, Quinn y Hechinger) tener que compartir escenas con el coloso de la tragedia.
Gladiador quizás no sea la representación histórica de Roma que muchos esperaban, pero al ver a Paul Mescal navegar una flotilla en un coliseo inundado mientras un puñado de tiburones devoran a los gladiadores, el diálogo que llevó a Rusell Crowe a ganar un oscar en el 2000 exige preguntarle una vez más a la audiencia: Are you not entertained? (¿No los entretiene?).
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