Texto y Diseño – Daniela Alcántara

Entre las calles de la colonia Roma en Ciudad de México, un disparo a la cabeza cambió el rumbo de su vida para siempre…
Se dice entre rumores que era un juego, y que ambos estaban bajo la influencia de diversas sustancias cuando Joan puso un vaso de cristal sobre su cabeza y William le disparó. Joan Vollmer tenía tan solo 28 años cuando falleció, y después de ello, William Burroughs no mencionaría lo mucho que ella influenció su trabajo como escritor, ni en general la huella que Vollmer, su esposa, dejó en los artistas de la “Beat Generation”.
Trayendo la Generación del Beat a la pantalla grande
El reconocido director italiano Luca Guadagnino dejó los paisajes del norte de Italia y los campos de golf para adentrarse en un retrato europeizado pero al mismo tiempo enternecedor de las jacarandas, los cielos rosados y los puestos callejeros de Ciudad de México en los años 50 en su muy personal versión de la novela autobiográfica de William Burroughs, Queer.
La novela de Queer, que es en sí misma de carácter cinemático, probablemente atrajo la mirada de Guadagnino no solo por la trágica vida de Burroughs o el estruendoso final de su matrimonio, sino quizás por su valiente y subversiva narrativa que cuenta la vida de un expatriado americano abiertamente homosexual, quien deambula en búsqueda de amores inalcanzables por calles sórdidas y a la vez quiméricas que el mismo autor llamaría “la interzona”.
En esta construcción cinemática, pero sumamente teatral, de la capital mexicana, que no deja de sentirse como un nebuloso sueño salido de la mente de un extranjero adicto a los opioides, Daniel Craig se mete en la piel de William Lee -el autorretrato de Burroughs- un hombre homosexual y solitario que encuentra una especie de consuelo amargo en la vibrante vida noctura de una ciudad sin ley. Con sus anuncios de cerveza XX y sus moteles al estilo Wong Kar Wai, es en el alma de ese “no lugar” que Lee conoce a Eugene Allerton (Drew Starkey).
Bien parecido y con el cabello rubio engominado, así se presenta al joven Gene: como un retrato del “All-American Boy”. Y es justo en esa imagen perfecta, carente de un sello distintivo o personal, que William queda totalmente embelesado. Allerton se convierte entonces en un lienzo en blanco en el cual William desborda sus más íntimos deseos. Sin poder leerlo en absoluto, William intenta acercarse de distintas formas a Gene, pero cada vez que da un paso adelante, el otro da un paso atrás.
En este vaivén de emociones sin resolver y de deseos indescriptibles en palabras, Guadagnino, al ser un maestro en la construcción visual de insoportables anhelos, logra transmitirnos todo lo que siente William por Gene: su corazón roto e inquieto, su espíritu libre en busca de significado, y también sus sombras y sus más grandes arrepentimientos que, de forma cruda y visceral, hacen guiños al trágico destino de Joan Vollmer.
Estrellas entre nubes de Ayahuasca
Queer es una exploración de la psique de Burroughs que, a través de tres concisos capítulos cinematográficos, nos sumerge de la capa más superficial y aparentemente “normal” del americano adicto hasta lo más profundo de su imaginario erótico, retorcido y desquebrajado, que por un lado anhela la cercanía de lo que ya no está y por otro alberga un deseo de lo que pudo ser, convirtiéndose en un eterno vals de remordimientos y apetitos.
La película trae consigo un cast estelar. Además del enorme protagonismo de Craig, Drew Starkey se muestra perfectamente como el objeto de deseo de William Lee, pero también como un chico cohibido, asustado de sus deseos y confundido sobre su propia identidad.
Algunos otros personajes iluminan con sus excentricidades y alivianan el tono a momentos turbio de la película; Jason Schwartzman como Joe, un amigo cercano de William, y Lesley Manville como la guía espiritual de Gene y Will en su búsqueda por probar el mítico yagé (ayahuasca) en Ecuador.
Una digna incorporación a la filmografía de Guadagnino
La historia de Lee no es más que una descripción de deseos, sombras, y sobre todo, un mensaje de rebeldía que publicaría Burroughs en una época en la que hablar sobre “lo queer” no solo se prohibía, simplemente no existía. Burroughs, junto a Jack Kerouac y Allen Ginsberg, se atrevieron a hablar de lo que nadie más hacía: sus experiencias personales, incluyendo las más dolorosas como la muerte de Joan Vollmer, convertidas en poemas y prosa, se volverían un estandarte de los marginados y las minorías, los “beaten down”, la generación Beat; y es ahí donde Guadagnino encontró toda la inspiración que necesitaba.
Quizás Queer no sea el proyecto más renombrado en la carrera de Guadagnino, sobre todo cuando este carga sobre su espalda el peso de proyectos como Call Me By Your Name, el remake de Suspiria, y su más reciente éxito de taquilla Challengers, pero no deja por ello de ser un ambicioso storytelling sobre la vida de uno de los mayores exponentes de la literatura americana del siglo XX que inspiró a toda una generación de jóvenes bohemios, rebeldes, anti-guerra, y llenos de un anhelo por encontrar el verdadero significado del amor.