Paola Carola, autora mexicana, narra la historia de un Gran Final en su libro El mar está lleno de medusas. O, de hecho, varios grandes finales. Esta obra de autoficción nos acerca a la vida de una jóven que transita sus veintes acompañada de su pareja sentimental… y luego no. En esta historia la protagonista reflexiona sobre el antes, el durante, el después y el porvenir de su relación de diez años, pero ni la historia — ni el dolor — son cronológicos.
A lo largo del libro, y alrededor del tema central, la escritora lidia con La Adultez: lo que significa graduarse de la universidad, mudarse a una gran ciudad, tener el trabajo de tus sueños pero a los jefes de tus pesadillas. Y deja claro que ser adulto es tomar una decisión tras otra, por las buenas o por las malas. ¿Qué quiero? ¿Hacia dónde voy? ¿Realmente esto me hace feliz?
La narrativa de Carola tiene tonos nostálgicos y muy sentimentales, pero no pierde el humor y deja muy clara su identidad millennial (evidente en su namedropping de íconos pop como Taylor Swift o la saga de Star Wars). Además, la autora también pone sobre la mesa el tema de la depresión y la salud mental. Su intención no es ser un libro de autoayuda, pero definitivamente busca ser de/para sanar.
Otro de los grandes pilares de la historia -y de su vida- son sus amigas. La amistad figura como un elemento esencial, como una red que abraza los procesos donde una se rompe y se construye acompañada de quienes le rodean. La autora retoma el término y posiciona su texto y su vida desde la ternura radical, ese término que se escucha por cada rincón. Una fuerza trasgresora desde el cariño.
El mar está lleno de medusas me hizo escarbar lugares que había cubierto con cemento. Desde que leí la descripción, lo primero que pensé fue: me va a tocar ser vulnerable. Los primeros capítulos no podía dejar de llorar, sentí que fue un ejercicio catártico, un espejo, que era un abrazo a personas que han pasado por la misma situación: un duelo donde no pierdes a alguien en vida, pero sí de tu vida. El duelo y el dolor de dejar ir a tu mejor amigue, a quien creíste que toda la vida iba a estar ahí.
Una de las cosas más difíciles que me tocó compartir con Paola fue vivir con un corazón roto siendo quien tomó la decisión de separarse. Pasar de la primera persona del plural a enunciarse en singular. Volverte tu propio centro de gravedad sin dejar a un lado los aprendizajes que dejan otras personas. Pero, como la misma autora afirma, “hay días en los que todavía me cuesta trabajo definir mi papel, pero cada vez me siento más cómoda con la idea de que al menos yo decido cómo contar mi historia”.
Siempre quedan -y se agradecen- los recuerdos de lo bueno, sobre todo cuando fue una relación tan larga donde dos personas se vieron crecer juntos. Y cuando días, meses o incluso años después te acecha el “jamás volveré a ser amada”, El mar está lleno de medusas te recuerda que siempre se puede empezar de nuevo. Así nos volvemos coleccionistas de memorias.
Lo que me gustó
- Es sencillo y rápido de leer.
- Los capítulos son cortos y tiene metáforas y figuras literarias fáciles porque se viven y se sienten.
- Te llega si estás en un lugar y momento específico de tu vida.
- El texto está acompañado de su propia playlist oficial que acompaña las vibras la lectura.
Lo que no tanto
- Los temas son limitados y la reflexión es muy personal, no explora otras circunstancias ni intersecciones.
- Puede ser difícil conectar con la autora tomando en cuenta el lugar desde donde se enuncia.
- Repetitivo, a ratos (pero también lo es un corazón roto).
No es lo que generalmente leo y no lo recomendaría a cualquier persona, pero se sintió bien haber enfrentado tantas emociones y también fue muy lindo saber que esta experiencia que sentí que me rompía en mil pedazos la compartí con cientos de personas más. Si te interesa leerlo, está disponible únicamente en Bookmate (hay siete días de prueba gratis).
