Por Lucy Jaramillo

Una de las películas más esperadas por amantes del cine de terror llego a pantallas el mes pasado. Weapons – o como su título en español lo spoilea – La Hora de la Desaparición, dirigida por Zach Cregger (Barbarian 2022), es sin duda la película más terrorífica del año.
Una película rica en suspenso, desolación, sustos repentinos, y el ocasional humor de Cregger, quien comenzó en el cine como director de comedias, hacen de Weapons, una increíble experiencia.
Weapons, inspirada en la muerte de un amigo cercano de Cregger, narra la misteriosa desaparición de toda una clase de primaria, como una adivinanza, la película inicia con la pregunta ¿si 17 niños desaparecen un anoche a las 2:17 de la madrugada, quien tiene la culpa?
Quizás de las mejores experiencias en el cine de horror esta década de no ser por un factor muy importante, la audiencia.
Lo más aterrador de Weapons no fue la historia sobre la furia que se desencadena en una sociedad en duelo y como las infancias son las principales receptoras de esta violencia, sino el presenciar el fin del cine como lo conocemos.

Una vez más, Cregger utiliza cada personaje de la historia para narrar un diferente punto de vista, desde la maestra de la clase que desaparece misteriosamente una noche, un padre de familia desconsolado por la desaparición de su hijo, y el único niño de la clase que regresa a clase.
Poco a poco, saltamos de puntos de vista, regresando desde el presente hasta el momento en que el caos se desata, cada perspectiva terminando en una violencia que culmina de la única forma en la que la violencia puede acabar, destruyendo lo más puro de la humanidad.
En la escena final de la película, un fin catártico, pero desgarrador, que explícitamente evoca un desconcertante dolor por todo lo que hemos perdido como sociedad.
Cregger narra la perdida de esta autonomía como víctimas en los más vulnerables, las infancias, y aun así, al ver esta vulnerabilidad desatarse en rabia, la audiencia han reaccionado con lo opuesto, risas y humor.
Las audiencias, como el artista, forman parte esencial del arte, y al no tener el mismo concepto y nivel de comprensión sobre el mensaje, el arte pierde su significado.

Cregger diseño meticulosamente cada escena como un engranaje en un reloj a punto de detonar, el planeamiento de la cámara, la coreografía de cada escena, cada encuadre perfectamente calculado, una obra de arte en cinematografía. Cregger no malacostumbra a la audiencia a desgranar cada mensaje implícito en su narrativa, no solo es aterrador ver como la audiencia ignora esto, si no busca entretenimiento en el dolor.
Después de la pandemia, el cine no solo ha entrado en decadencia debido al auge del streaming o la poca importancia que los estudios le han dado a las fechas de los estrenos.
Sobre todo por el hecho de que la audiencia no solo ha perdido la noción de compartir un espacio con personas que no conocemos, sino que busca alejarse de los problemas fuera de la pantalla en cada momento.
Weapons es la mejor película de horror de este año, no solo nos estremece dentro de la sala del cine, el temor por la decadencia de la sociedad nos sigue en todos los espacios ahora individualistas.