Junto con su trío estelar, la cuarta estrella de la película es la imaginativa banda sonora de Atticus Ross y Trent Reznor
Texto y diseño por Danny

Challengers (Desafiantes) es una película del 2024 dirigida por Luca Guadagnino (Call Me By Your Name, Bones And All). Su historia trata sobre las relaciones interpersonales y la rivalidad de tres tenistas: Tashi Dundan (Zendaya), Patrick Zweig (Josh O’Connor) y Art Donaldson (Mike Faist).
Junto con su trío estelar, la cuarta estrella de la película es la imaginativa banda sonora de Atticus Ross y Trent Reznor, integrantes de la banda Nine Inch Nails, cuyos elementos inventivos y dispares actúan como las personalidades de los diferentes personajes.
Los compositores optaron por una combinación improbable para dotar de vida a Challengers: la música electrónica y la música clásica.
Los ritmos intensos que evocan el mundo sonoro de un rave, están completamente en desacuerdo con la apariencia mesurada de los protagonistas dentro de la cancha de tenis, pero se alinea perfectamente con su complicado triángulo amoroso fuera del torneo.
Reznor y Ross utilizan este género como representación del impulso que Patrick Zweig (O’Connor) posee , del que Art Donaldson (Faist) carece y del que Tashi Duncan (Zendaya) ha sido despojada.
Advertencia de spoilers a continuación.
La música clásica tiene un papel prioritario para desarrollar el mundo interno de los protagonistas en escenas claves de su desarrollo, brindando momentos de respiro en medio del casi asfixiante EDM.
Más tarde, después de que una terrible lesión pareciera destinada a poner fin a su carrera, Duncan reflexiona sobre la realidad del futuro con el acompañamiento de la canción escocesa “O waly waly”, cuyas palabras “The water is wide, I can get over” (El agua es ancha, puedo cruzarla) describen el punto muerto en el que se encuentra.
Quizás el uso más destacado de la música clásica se produce durante el encuentro furtivo entre Duncan y Zweig, donde su aventura tiene como banda sonora “A New Year Carol” de Benjamin Britten, basada en la canción popular galesa “Levy-Dew”, cuya letra hace referencia a los nuevos comienzos, implicando que algo cambió para siempre entre ellos.
Esta traición sorprende y marca momento crucial en la trama de la película, dando pie a una serie de acciones en las que impera la falta de diálogos, pero las intenciones de cada personaje son evidentes gracias al regreso de la música electrónica durante el punto decisivo del partido y de la trama.
Es así como, gracias a la música, la audiencia tiene una perspectiva más amplia de todo lo que está en juego dentro de lo que, a simple vista, podría ser un partido de tenis sin importancia en la vida de estos competidores.