Texto y diseño — Rebe

¿Cuántas veces nos hemos visto añorando las posibilidades que nos ofrecen los “hubiera” cuando hablamos de amor? Es una ficción emocionante por lo que implica, sin embargo, no deja de ser eso: una ficción.
A menudo se nos recuerda que no vale la pena gastar lágrimas en lo que no fue, pero el sentido de oportunidad resulta tan reconfortante. ¿Y si sí hubiéramos escogido a alguien?, ¿y si nos hubieran escogido? Si el tiempo hubiera sido correcto, ¿qué sería de nosotros?
Estas preguntas se tratan en Vidas pasadas, el debut como directora de Celine Song, estrenada en junio del 2023. Protagonizada por Greta Lee y Yoo Teo, nos narra la historia entrelazada de dos amigos de la infancia cuya amistad se ve interrumpida cuando uno de ellos emigra con su familia de Corea a Canadá, para luego asentarse en Nueva York.
Más adelante vuelven a encontrarse, pero la vida, el lenguaje y la identidad jugarán un papel crucial en cómo desarrollan su amistad, planteando varias preguntas sobre el destino, las posibilidades y los “hubieras”.
Basa su temática en el “In Yun”, expresión coreana utilizada para referirse a la reencarnación y las vidas pasadas en las que dos personas están destinadas a encontrarse una y otra vez antes de terminar juntos. Los dos protagonistas, Nora y Hae Sung, ponen en duda con cada reencuentro si están destinados a algo mayor o si están sujetos a lo impredecible de la vida.
Vidas pasadas utiliza la identidad y lenguaje, tanto hablado como el no verbal, para hacer una introspección sobre las conexiones entre las personas y la profundidad de las mismas.
La cinematografía, música y escenarios trazan un lenguaje silencioso entre sus protagonistas. Todo lo visto en pantalla es un recurso que habla, sin necesariamente usar palabras; y lo que Nora y Hae Sung no se atreven a decir queda para descubrirse, o perderse, en las sutilezas.
Nunca le dan un nombre a su relación, pero su gran conexión desarrolla un lenguaje en sí mismo que yace en la forma en que cada uno se expresa con el otro, tanto en lo que dicen, como en lo que sólo pueden transmitir con miradas y gestos.
Me hizo pensar en la frase de la película Retrato de una mujer en llamas: “¿Todos los amantes sienten que están creando algo?” Cada conexión desarrolla su propia historia, contexto y por supuesto, un tipo de comunicación que sólo los involucrados pueden entender. Es suyo y de nadie más.
En Vidas pasadas un factor importante para la construcción de este lenguaje es el lugar de origen de ambos y su lengua materna, ya que es lo que les ofrece una mirada compartida sobre el mundo. Sin embargo, sabemos que la comunicación y el lenguaje corren el riesgo de distorsionarse en su traducción, en el ruido de todo lo que ocurre y en el contexto donde se desarrolla.
Aunque hay algo esencial que los une, Nora adopta las costumbres occidentales y codifica gran parte de su identidad a partir de ellas al crecer. Su ambición refleja la idea americana de que trabajar duro manifiesta el éxito. El inglés disminuye la frecuencia con la que usa el coreano. Por otro lado, Hae Sung se resguarda en el panorama más conservador de Corea, ya que no considera que pueda casarse al no tener un trabajo que pague lo suficiente para dar sustento.
Nora persigue la grandeza, Hae Sung no se cree capaz de alcanzarla. El lenguaje y la identidad, que antes era lo que les daba proximidad, se vuelven una barrera.
Cuando sus contextos se transforman y sus vidas inevitablemente avanzan, la forma en que se comunican se modifica y es en ese momento en el que su relación se dificulta. Se enfrentan a zonas horarias distintas, objetivos diferentes, y ciudades y panoramas sociales cambiantes.
El lenguaje es la forma más básica de acceso hacia cualquier persona. Habrá cosas que podrán entenderse de otros modos, pero hay particularidades intrínsecas que sólo el lenguaje puede permear.
“Sueñas en un lenguaje que no entiendo. Es como si existiera un lugar dentro de ti al que no puedo acceder.” En alguna ocasión Arthur, el esposo de Nora, se lo menciona reforzando la idea del lenguaje como el modo de acceder y profundizar vínculos.
Él es quien mejor representa la barrera del lenguaje. Aunque intenta aprender coreano, no lo entiende ni lo puede hablar con la fluidez que quisiera. A pesar de ello, ambos consiguen una gran estabilidad por el bagaje cultural de Nora, quien es capaz de transitar de una cultura a otra por sus vivencias.
Aunque existe un punto a la mitad en donde Nora puede encontrar y entender a Hae Sung a través de sus raíces, las circunstancias evitan que sus caminos permanezcan unidos. ¿Pero, por qué aunque haya amor no puede concretarse? Parece tan sencillo en la teorización de las casualidades. Se aman, ¿por qué no pueden estar juntos?
Quizás, he llegado a pensar, es por la necesidad de dejar algo atrás para seguir avanzando. El no haber elegido a Hae Sung se podría ver como algo simbólico, porque con él viene adherida su cultura y un estilo de vida que Nora llama en ocasiones como extrañamente coreana, remarcando lo ajeno que ya le resulta. Quien pudo haber conciliado esa idea ya no existe y sólo permanece en la memoria de quien fue. Nora toma la decisión de quedarse con Arthur por lo que ha construido con él. Esa es la vida que eligió. La que pudo existir con Hae Sung se quedó en el pasado junto a la niña pequeña que fue antes de irse.
Sea por el caos o lo impredecible de la vida, Vidas pasadas nos ofrece una mirada sensible y madura sobre las relaciones que tenemos con las personas. Se trata de una obra íntima y delicada que se apoya en la añoranza detrás de la posibilidad.
Esta película medita sobre cómo las vidas pasadas trascienden el tiempo y el espacio, pero guardan una cercanía por su lenguaje. En esta narrativa se asume que sea la vida en la que estén, si hay personas que están destinadas a estar juntas, siempre habrá una fuerza mayor que las regresará al otro una y otra vez en diferentes casualidades.
No resuelve la duda del millón si es lo que esperas, sin embargo, nos ofrece una mano con la que navegar la incertidumbre y el duelo silencioso detrás de las historias que nunca pudieron escribirse.