Por: Jania

El dos de agosto era una fecha anhelada para el público del fenómeno musical señalado como “la escena”, pues se llevaría a cabo la puesta en escenario más grande después de la viralización de los proyectos musicales de la Ciudad de México y Estado de México (y algunos de otros estados, como Querétaro o Tijuana) que abarcan distintos géneros como shoegaze, noise, punk, folk, pop experimental, spoken word y la hibridación de todos estos.
El festival titulado “Bandemia” fue un proyecto que se gestó en 2020 y fue impulsado por personajes como Luis Tejeda y Axel Novoa, entre otres. Aunque me parece importante saber cómo se fue desarrollando, alguien más ya se enfocó en entrevistarlos y hacer un artículo sobre la experiencia de ambos como coordinadores de Bandemia. Si te interesa leerlo, puedes consultarlo aquí: https://corrientealterna.unam.mx/nota/quien-cerro-las-puertas-de-bandemia-la-version-de-los-organizadores/
Si bien puedo decir que es valioso el trabajo realizado en este artículo, no pude evitar preguntarme ¿acaso está prohibido ser críticx con la escena musical?. Y me refiero a ser críticxs no solo con las bandas y artistas, sino también con quienes nos habilitan espacios públicos o privados de escucha en vivo.
Previo al Bandemia: meses de mucha emoción y admiración, la promesa de un gran futuro para la música mexicana.
El festival fue anunciado a finales de diciembre de 2024. El cartel con las bandas y artistas era aún inexistente, pero ya sabíamos que, al tratarse de los organizadores de otros shows a los que habíamos asistido, seguramente el festival contendría a las bandas que mis amigxs y yo veíamos casi cada fin de semana como público de la Ciudad de México (y acertamos, de hecho).
Fuimos parte de las primeras cien personas en comprar el boleto por el módico precio de 100 pesos mexicanos. Puedo decir que confiábamos ciegamente en el proyecto porque para nosotres la escena estaba siendo un espacio muy seguro, no solo implicaba que les artistas fueran nuestres compas; cada toquín había sido una oportunidad de ser nosotres mismes con la gente que admiramos, un espacio de expresión libre. Eso esperábamos del festival.
Aguantamos algunos meses para la revelación del cartel, para la cual se hizo un show: el baby shower del Bandemia. No pude asistir, pero muchas amistades y conocides podrían afirmar que fue uno de los mejores toquines de este año.Era el regreso de una de las bandas más queridas y aclamadas por el público (como Unperro Andaluz) y tuvimos algo nunca antes visto: Ed Maverick con un DJ set donde mostró su amplio conocimiento en reggaetón.
El camino hacia el Bandemia estaba siendo exitoso. Un proyecto ambicioso que se amplió a varios estados de la república, llevando a bandas como Grito Exclamación, Unperro Andaluz, Las Decapitadas, Segundos Auxilios, Cacomixtle y otras de tour por Monterrey, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato, Guadalajara, Ciudad Juárez y Chihuahua. Bandemia estaba haciendo posible algo que casi nadie había podido de manera independiente: recordarnos que la escena musical no solo está en Ciudad de México y el Estado de México.
Quizá al ser un festival, y por ende, un evento masivo, buscaban aglomerar a todas las bandas más queridas de esta escena musical. Sin embargo, el festival que prometía también darle lugar a bandas nuevas solo incluyó a un talento nuevo: El Ruido Inmersivo de los Sueños. Asimismo, dejaron fuera a bandas que el público esperaba con ansias, y cabe señalar, aquellas con morras protagonizando el espectáculo, como Disecada.h o Las Decapitadas.
Post-Bandemia: ¿este es el fin de la escena? ¿qué podemos hacer?
No puedo negar que el día del festival fue muy triste y violento para mí. Estuve durante todo lo ocurrido, desde esperar en la fila casi a punto de entrar, el anuncio de la cancelación y el enfrentamiento a golpes y gas pimienta de los encargados del establecimiento contra el público enojado.
Sinceramente creo que fue un error, tanto de los organizadores como de los encargados del foro alquilado, ignorar qué tipo de público es el público de la escena de noise y punk de México: un público caracterizado por golpearse por diversión en los toquines y que, sin duda, no temía enfrentarse por enojo a quienes estaban impidiendo la entrada al evento. No hay que ignorar que estuvimos parados sin baños durante cuatro horas, para finalmente escuchar que no entraríamos al recinto. La gente estalló en cólera.
Lo que sucedió, sin temor a decirlo, es equiparable a lo que sucedió en el AXE Ceremonia del presente año, a menor escala quizá, pero estuvimos siempre en riesgo. Sabemos que es difícil organizar eventos de este tipo, no obstante, ¿es mucho pedir que se sigan estrictamente las medidas establecidas por Protección Civil? ¿acaso es difícil tener un registro formal de los asistentes y limitar la venta de boletos para no generar un sobrecupo?
Esto, sin lugar a dudas, es signo de la falta de un elemento muy importante: la profesionalización. Los toquines en casas, patios, departamentos, no requieren tanta organización -aunque creo que deberían tomarse más en serio muchos aspectos abandonados, como el consumo de drogas-, pero llevar a cabo festivales implica mucho más que conseguir un spot, invitar a les compas, dar acceso y vender cheves.
No podemos negar otra cosa: el acceso a la cultura no debería ser así de precario y riesgoso, tanto si se trata de gestión cultural privada o gestión cultural realizada por el Estado. A partir del Bandemia deben replantearse muchos elementos en los eventos en vivo -grandes o pequeños- en cuestión de organización , reconocer y entender el tipo de público que asiste a ellos, y reforzar las medidas de seguridad para las bandas y asistentes.
A raíz del enojo en redes, muchxs declararon abiertamente que este suceso marcaba el fin de “la escena”, pero yo pienso: ¿por qué lo pensamos como el fin y no lo pensamos como el inicio de nuevos horizontes y formas de gestión cultural? ¿La supuesta “escena” era nada más esas bandas y esos organizadores presentes el 2 de agosto de 2025? ¿No estamos olvidando todas las nuevas bandas provenientes de otros estados de la República y a todas las otras personas que se dedican a la gestión cultural?
Este fallo no debería marcar el fin de la escena, más bien debería marcar el fin de la mala gestión y el fin de las malas prácticas que se replicaron durante y previo al Bandemia. Diálogo y nuevas ideas son las que deberían de nacer, a la par de nuevos espacios y nuevas gestoras culturales para la música mexicana. Estas son algunas ideas, pero falta mucho por pensar y cuestionar, e incluso señalar y exigir.
Finalmente, creo necesario señalar que por más aprecio y admiración que le tengamos a las bandas, artistas, gestores culturales y creadores de contenido sobre música, no hemos de ignorar que muchxs que pudieron haber protestado y ayudado, se limitaron a justificar lo sucedido o a minimizar lo que vivimos fuera del recinto donde se desarrollaba el Bandemia. Por ellxs me pregunto: ¿Acaso no podemos ser crítiques con la escena? ¿Es mejor atenuar lo sucedido antes que intentar cambiar el entorno donde elles mismes trabajan?
Las páginas me quedan cortas, pues he pensado muchas cuestiones al respecto de todo lo que hay que mejorar en los espacios donde consumimos música. ¡Gracias por leer hasta aquí, querubín! No abandones el sentido crítico nunca.