Por: Mariana

Aviso de contenido: El libro que se reseña hace mención explícita de crímenes de odio cometidos en contra de personas trans y la comunidad LGBTQ+, incluyendo asesin*tos, ab*so s*xual, s*cuestro, desaparici*nes forzadas, v*olencia física y verbal. Se recomienda priorizar el autocuidado y discreción del lectore.
Empecemos por el título: Transfeminicidio una investigación desde la entraña de uno de los crímenes de odio más infames de México. El texto que escriben Emma Landeros Martínez y Joel Aguirre es eso: una investigación. No esperes una lectura ligera ni una historia de ficción. Esta obra periodística se encarga de registrar desde varias aristas esta violencia rampante y sistemática. Para intentar dar cuenta de por qué en este país la esperanza de vida de las personas trans es de treinta y cinco años, lxs investigadores se apoyan de entrevistas con activistas, psicólogxs, abogadxs e individues de la comunidad trans. Así, ilustran las complejidades de devenir una identidad sexogenérica no normativa en el México contemporáneo.
Uno de los puntos más fuertes de este libro es que ilustra los ejes de la opresión que enfrentan las personas de la diversidad sexogenérica en nuestro país. Lo que Landeros y Aguirre llaman “pirámide de vulnerabilidad” se ve reflejado en las historias de sus participantes: el rechazo familiar, la discriminación laboral, la falta de acceso a la justicia y servicios médicos, así como la inestabilidad y riesgos del trabajo (usualmente sexual), colocan a las mujeres trans en situaciones precarias y de alta vulnerabilidad. El análisis detallado de cada situación permite comprender que la violencia no es un fenómeno aislado, sino que surge de un entramado de prácticas, discursos y creencias profundamente enraizadas en las estructuras cisheteropatriarcales mexicanas. Mi principal interés en este texto fue la discusión en torno al escaso o nulo respaldo jurídico que reciben las personas trans, tanto en lo referente a la tipificación del transfeminicidio como al acceso a documentos de identidad. A pesar de que la Ley Paola Buenrostro y la Ley Agnes han marcado un avance, las personas trans en México mantienen una relación fracturada con el Estado, lo cual constantemente imposibilita el ejercicio pleno de sus derechos como ciudadanxs y continúa marginando su subjetividad.
A lo largo de los capítulos, lo más valioso son las voces y los testimonios de las personas que narran sus historias de vida. Estos relatos son sumamente literales, crudos y directos, transcritos sin rodeos. Landeros y Aguirre evidencian que los crímenes cometidos contra las personas trans en México son deshumanizantes y funcionan como mecanismos de disciplinamiento, enviando un mensaje que trasciende a la víctima y perpetúa el orden cisnormativo. Es necesario enfatizar lo cuidadosx que debe ser unx al leer este texto para evitar caer en el sensacionalismo.
Transfeminicidio… adopta principalmente un enfoque expositivo sin necesariamente desarrollar un análisis profundo. Si bien podría enriquecerse con otros enfoques como la teoría decolonial o perspectivas transfeministas críticas, ese no parece ser su objetivo principal. Su intención es más bien visibilizar y denunciar. De esta manera, es un punto de partida para quienes buscan comprender cómo se perpetúa la violencia hacia las personas trans en México y la manera sistémica en la cual se entrelaza con la impunidad. Es un libro que se asimila a un trabajo de tesis y los capítulos son una combinación de registros testimoniales, cifras, datos legales, explicaciones conceptuales.
Lxs autores tienen un posicionamiento político claro el cual se transmite en su estilo. Para mi, en ocasiones el uso de adjetivos en los relatos eran excesivos, redundantes u obviaban la gravedad de la situación que por sí misma explicaba. El texto deben leerse como una perspectiva tanto de lxs autores como de lxs expertxs que entrevistan, no como explicación objetiva ni irrefutable. Landeros y Aguirre son especialistas en derechos humanos, sin embargo, en ocasiones reproducen discursos como el del “cuerpo equivocado” o usan expresiones desactualizadas como “condición de mujer transexual”. Si bien las identidades trans son diversas, se acuerpan y comprenden desde múltiples perspectivas, es fundamental ser cuidadosxs con el lenguaje que se emplea en un trabajo de esta índole. Asimismo, desde razones metodológicas, algunas preguntas a sus entrevistades corrían el riesgo de reproducir el trauma y reducir la identidad de las personas trans a aquella de víctima.
El ejercicio de reivindicación y justicia social que emprenden Landeros y Aguirre busca recuperar las vidas de mujeres trans que han sido asesinadas y violentadas en México, así como preservar las memorias a través de los relatos de sus amigues, familiares y organizaciones que luchan por los derechos de las personas trans en México. Ciertamente es importante luchar contra la invisibilización transfobia y los crímenes de odio al contar con un registro claro y contundente de éstos. Sin embargo, como lectorxs, podemos rescatar otras formas de narrar las experiencias de resistencia y comunidad que no solo documenten el daño, sino que preserven la dignidad y celebren la vida de quienes siguen luchando desde su existencia.