La chica que coleccionaba crayones: Entrevista con Michelle Rangel

Por: Alma

Después de llenar el internet con video-poemas que se te quedan en el corazón y también publicar su poemario Querido diario, Michelle Rangel (@vmichellerangel) ahora nos deleita con la publicación de su primera novela: La chica que coleccionaba crayones.

Michelle es una estudiante de Comunicación que reside actualmente en Tijuana, México y tiene una vibra muy brillante que puedes apreciar con solo verla y escucharla. Después de platicar con Michelle puedo notar como mucha de su esencia se encuentra en el libro: es muy colorido, peculiar y poético, pero también tiene un lado profundo y nostálgico. El contenido de Michelle te inspira a ser diferente y apreciar las pequeñas maravillas de la vida, esto es algo que también logra su novela.

En La chica que coleccionaba crayones conocerás a Malva, una chica que no tiene miedo de ser ella misma y que está decidida a lograr que sus padres no firmen el divorcio. Mientras se encuentra encerrada en su cuarto comienza a reconectar con Ónice, su viejo amigo de la infancia y vecino, quien tiene una forma muy diferente de ver la vida, pero Malva llega para mover su mundo de nuevo. Michelle nos platicó sobre su experiencia escribiendo esta novela y los retos que vinieron con ella.

CC: Esta es tu segunda publicación, pero es tu primera vez publicando una novela ¿cómo fue la experiencia de escribir una novela comparada con tu experiencia de escribir un poemario?

Michelle: Fue muy diferente, totalmente. Para mí los poemas son como mi lugar seguro, conozco cuál es mi voz, lo que quiero transmitir, mi estilo, mi forma de hacerlo; entonces fue descubrir quién era yo como escritora de novela porque nunca lo había hecho. Aún no estoy donde quiero estar pero sé que estoy encaminándome al tipo de escritora que yo quiero ser. Tuvo sus retos, pero estoy muy satisfecha con el resultado.

CC: Es una novela de romance, pero también incluye temas pesados como problemas familiares, la pérdida en varios aspectos, rupturas de amistades y de relaciones, entre otros, ¿fue un reto para ti involucrar estos temas en un libro de romance?

Michelle: Para mí los temas serios, los temas de tristeza, los temas más oscuros, me encantan y también son mi lugar seguro. Yo sabía que no quería hacer mi novela triste y el reto para mí fue justo darle estos tonos de ligereza y que no se sienta tan abrumador y con un poco de comedia, entonces el reto para mí fue ese, alejarme de lo triste.

CC: En una entrevista también comentaste que decidiste escribir sobre algo que ya conoces, como es el divorcio, ¿plasmaste otra cosa sobre tu personalidad o sobre tu vida en el libro?

Michelle: Sí, este sentimiento de sentir que no encajas, que te llamen rara, de que no encuentras tu lugar con las personas correctas. Es algo con lo que yo me identifico mucho y que también pasé. Creo que tardé mucho en finalmente encontrar a mi gente, en encontrar a estas personas que me hacen sentir que no tengo que cambiar nada de mí. Fue algo que quería plasmar, ese sentido de pertenencia. También el que no te importe el qué piensen las demás personas de ti.

CC: Malva es un personaje que has descrito como muy peculiar. Disfruté mucho leerla y encontrar un poco de mi yo adolescente en ella. Teniendo el punto de vista de Ónice también podíamos apreciar cómo la gente a veces nos ve como “rares” ¿para ti qué tan importante es que tengamos este tipo de personaje en los libros?

Michelle: Para mí es muy importante. Lo que más me emocionaba hacer era tener un personaje que se sienta como alguien con quien te puedas identificar, no tanto quizás por su personalidad o por sus gustos, sino por cómo la ven. Justo es un personaje raro, que no encaja, que es diferente y no siempre en el buen sentido, porque hay gente diferente que es cool, pero Malva en este caso no es nada cool y como que no quieres acercarte tanto. Para mí era muy importante tener esa representación porque me identifico mucho y es algo que también viví y me costó mucho superarlo; especialmente porque creo que Malva es muy valiente, a ella no le importa que la consideren así, ella sigue siendo ella sin importar qué. En mi caso yo sí intentaba cambiar mucho, yo intentaba cerrarme y ser más reservada para que no me lastimaran si me mostraba como realmente era.

CC: Pensando en el viaje emocional que es todo el libro,  les personajes atraviesan muchas cosas en esta etapa tan importante ¿consideras que podría entrar en el género de coming of age?

Michelle: Creo que sí, sí tiene muchos tonos, como estos aprendizajes y vivencias que uno vive cuando es adolescente tratando de llegar a la edad adulta. Son nuevos desafíos y sentimientos y situaciones, yo creo que sí podría entrar en ese espacio.

CC: Algo que describe a la novela es la nostalgia, está muy presente en muchos momentos: en cómo Malva recuerda su amistad con sus amigues de la infancia, recordando cómo era su familia antes, Malva conservando cartas; ¿qué papel consideras que tiene la nostalgia en las relaciones que van construyendo les personajes a través de la novela?

Michelle: Creo que lo es todo. Me ha pasado también que creces y ya no te entiendes con las mismas personas, pero sigue esta espinita de “es que algún momento compartimos tanto”, “en algún momento esto y aquello” y como que sigue la esperanza de que en algún futuro vuelva a ser como era antes y no siempre es así, otras veces sí. Pero creo que la vida es así, es dispersa y es inesperada. Fue muy lindo para mí escribir esta historia donde eran ellos dos y luego se separan, pero vuelven sus caminos. Era algo que yo quería plasmar, esto lindo, esta esperanza y este “es posible”.

CC: Les personajes tienen asignado un color de crayón ¿cómo fue el proceso de elegirlos?

Michelle: Quería que se sintiera como un arcoíris con diferentes personalidades y diferentes formas de ser, entonces fue muy divertido para mí ir coloreando esta historia. Para mí lo más difícil fue escribir quien era Ónice y cómo pensaba, en primer lugar porque es un hombre y yo no me identifico, fue un poco ir adivinando como pensaría Ónice y también ir descubriendo quién era. Siento que mientras lo escribes él solito se va presentando de alguna forma y él es muy diferente a quien yo soy, es muy diferente a quien es Malva también, así que quería que fuera un contraste significativo. Ónice es a primera instancia este personaje más frío, reservado, pero tiene sentimientos muy complejos y él es una persona muy emocional, simplemente no lo externa. Mientras que Malva es esta persona alegre, libre, optimista, pero también tiene sentimientos complejos y ella sí los externa. Si bien son colores diferentes creo que se entienden en algún momento en estas pláticas y en estos sentimientos.

CC: Ónice y Esme tienen una conversación donde él dice que la gente cambia y ella le dice que la gente nos cambia, considero que los libros también nos pueden cambiar ¿cambió algo en ti después de escribir esta novela?

Michelle: Sí, me cambió mucho en diferentes aspectos. Por ejemplo, creo que ya soy un poco más segura con mis palabras al momento de escribir, ahorita estoy escribiendo otras cosas, no hay nada concreto ni nada establecido, pero me siento con más valentía de explorar y de escribir y más seguridad en lo que yo puedo aportar a una historia. Entonces como escritora me cambió, pero también como persona, me ayudó mucho a volver a encontrarle magia a mi día con día. Creo que Malva es un personaje muy mágico y siento que es algo que yo he perdido, esta forma de ver la vida tan mágica, tan colorida y tan linda. Me estoy tomando el tiempo de regresar un poco a ver la vida así, con más dulzura con más color. También me ha hecho más valiente en el querer mostrarme como soy sin importarme lo que puedan llegar a pensar de mí, aún fallo un poco, aún me importa, pero estoy dando esos pasos a que no me importe.

CC: En el lenguaje de la novela pude sentir mucho tu lado poético ¿cómo fue tratar de balancear entre lo poético y lo narrativo?

Michelle: Fue difícil, de pronto yo quería ponerme a escribir poemas, a hacer que rime. A mí me encanta rimar, la gente no entiende, no comprende lo mucho que a mí me gusta rimar. Por ejemplo, en la preparatoria me tocó hacer el discurso de graduación y yo lo hice que rimara, yo hice un poema enorme, era un discurso pero rimaba entonces las personas estaban un poco confundidas. Les gustó pero sí estaban un poco confundidas de “¿eso fue un poema?”, “¿qué fue eso?”. Cualquier oportunidad que yo tengo para rimar la tomo, pero aquí yo no podía rimar, iba ser raro, igual y sí podía pero no quería. Sí fue complicado en ese sentido, pero creo que Malva, como dije, es un personaje muy mágico y me permitió un poco sacar esa lírica, ese ritmo poético un poco. Con Ónice era todo lo contrario, él es todo directo y de “así son las cosas”, por ese lado creo que me ayudó también tener ese contraste.

CC: Una de las partes más impactantes del libro es el final ¿cómo fue que decidiste ese final? ¿ya lo tenías previsto desde que comenzaste la novela o el libro te llevó para allá?

Michelle: No, no estaba planeado. De hecho, el final iba ser otro, pero cuando lo estaba haciendo yo no estaba a gusto. Yo dije “no quiero que termine así, quiero que termine de esta otra forma”, porque así es la vida, es inesperada. Entonces le dije a mi editora “oye, es que estoy pensando en cambiar el final ¿qué te parece?” y ella me dio luz verde. Creo que la historia me llevó a eso, también creo que tengo mis razones para que terminara así, pero no puedo explicarlas sin revelar el final. Será un secreto que solo yo tenga para siempre o quizás ya después. Sí fue algo inesperado también para mí encontrarme en ese momento donde dije “así quiero que termine”. También hay una canción que descubrí ya después de que lo escribí, se llama “Malvas” de Paty Cantú y Leo Rizzi, es básicamente el libro, entonces para mí fue confirmación de que esto debía existir.

CC: Malva tiene una colección de 535 crayones ¿tienes alguna colección personal de la que te gustaría platicarnos?

Michelle: Sí, tengo muchas. Me gusta coleccionar cositas pequeñas, por ejemplo, colecciono botones, tengo muchos botones. Colecciono ramitas de árbol, de estas ramitas que encuentras en el piso. También colecciono libros, me gusta mucho Cumbres borrascosas y colecciono tomos, hasta ahora solo tengo tres, pero va creciendo. Colecciono Paddingtons, me encanta el oso Paddington, coleccionar cosas de osito y el osito en sí.

CC: ¿Tú también subrayas tus libros como Malva?

Michelle: Hasta eso que a mí no me gustaba hacerles nada, yo era así como “este es un libro sagrado y no lo puedo tocar” y no doblaba páginas, no hacía absolutamente nada. Pero no fue hasta hace como dos años que comencé a doblar las orejitas cuando me gustaba algo y este año me aventure a los post-its, voy poco a poquito. Me aventuré a ponerles post-its y el primer libro con el que lo hice me inspiró demasiado a hacerlo porque tenía muchas cosas que me encantaban, el libro se llama No estás en la lista, lo recomiendo mucho. Usé un montón de post-its y puse “el azul significa esto”, “el verde es para estas otras cosas”, que había visto mucho en TikTok. Aún no me animo a anotar o subrayar, pero ya voy encaminada, siento que sí lo voy a hacer en algún momento.

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