¡Matemos a la Manic Pixie Dream Girl!

Por Mar Guevara.

El año era 2007, cuando el crítico de cine Nathan Rabin escribió su reseña para la película Elizabethtown. En esta nos presentó un nuevo término con el que catalogó al personaje que interpreto Kristen Dunst:“Manic Pixie Dream Girl”.

“Existe únicamente en la febril imaginación de escritores y directores sensibles para enseñar a los jóvenes atormentados y con alma profunda a abrazar la vida y sus infinitos misterios y aventuras.”

Lo que Rabin no sabía es que este simple concepto se convertiría en uno de los arquetipos que afectaría a la imagen femenina los siguientes años, no solo en la televisión, sino también a las interacciones humanas.

Pero a ver, primero debemos explicar bien en qué consiste este concepto.

Una “Manic Pixie Dream Girl” (MPDG) es un tropo de personajes en películas o series que se caracteriza por ser una joven excéntrica, alegre, impredecible y algo misteriosa. Este tipo de personaje generalmente aparece en la vida de un hombre introvertido o perdido, con el propósito de ayudarle a encontrar un nuevo propósito o a “descubrirse” a sí mismo. Sin embargo, esta representación de la mujer ha sido criticada por ser limitante y por las implicaciones que tiene tanto en las mujeres como en los hombres en la vida real.

El tropo de la MPDG es un claro ejemplo de la mirada masculina en los medios. Este concepto, por el cine y la literatura de Hollywood, concibe a las mujeres como elementos decorativos o como vehículos para el crecimiento personal de los hombres. Aunque la MPDG se presenta como un personaje encantador, impredecible y fuera de lo común, la realidad es que su historia, motivaciones y carácter suelen estar subdesarrollados. En lugar de tener una trama propia, su propósito principal es inspirar al protagonista masculino a salir de su zona de confort, disfrutar de la vida y ver el mundo de una manera nueva, esto la convierte en un personaje frívolo, sin personalidad e incluso desechable…de la misma manera que  los hombres han visto a las mujeres en la vida real por largos años.

Uno de los mayores problemas con el arquetipo de la MPDG es el impacto que tiene en las percepciones y relaciones en la vida real.

Para los hombres, este tropo puede generar la expectativa de que las mujeres son figuras divertidas y excéntricas que deben ser “salvadoras” o agentes de cambio en su vida. Esto puede llevar a una visión reduccionista de las mujeres, donde no se las ve como seres complejos, sino como un medio para un fin: el crecimiento emocional de los hombres. Además, puede reforzar la idea de que las mujeres están allí para hacer que los hombres se sientan mejor consigo mismos, lo que puede ser un enfoque desequilibrado y no saludable para las relaciones.

Por otro lado, para las mujeres, el arquetipo de la MPDG puede generar una presión innecesaria para cumplir con este modelo de “chica perfecta”. Si una mujer se siente presionada a ser excitante, impredecible y enérgica todo el tiempo, puede sentirse incomprendida o insatisfecha, ya que sus verdaderos deseos, ambiciones y emociones no están siendo reconocidos. Además, la MPDG a menudo carece de profundidad emocional, lo que puede llevar a que las mujeres sientan que se espera de ellas que sean solo un accesorio en la vida de los hombres, en lugar de tener sus propias historias y objetivos.

La representación de las mujeres en los medios debe evolucionar hacia una mayor complejidad y autenticidad. Los personajes femeninos deben ser representados de manera multidimensional, con sus propias historias, conflictos internos y deseos, sin tener que ser “salvadoras” o cumplir con un papel específico para un hombre. Esto no solo beneficiaría a las mujeres en términos de representación, sino que también proporcionaría modelos más realistas y diversos de lo que puede ser una mujer.

De este modo, se abriría la posibilidad de mostrar una mayor variedad de experiencias femeninas, sin tener que depender de estereotipos que limitan la libertad de expresión y representación.

En el año 2014 Rabin se disculpó mediante una entrevista sobre el haber creado este concepto, admitiendo que el grave daño que hizo tras haber popularizado este concepto:

“Lo siento por haber creado este monstruo imparable… Me siento profundamente extraño, si no completamente avergonzado, por haber creado un cliché que se ha repetido una y otra vez en un bucle infinito de retroalimentación en Internet.”

Aunque los personajes MPDG pueden ser entrañables y atractivos en la pantalla, su representación contribuye a perpetuar una perspectiva unidimensional que no hace justicia a la complejidad de las mujeres reales. Es crucial que los medios evolucionen hacia una representación más auténtica de las mujeres, en la que no se les vea como vehículos para el crecimiento emocional de los hombres, sino como sujetos con sus propios deseos, experiencias y aspiraciones. Solo entonces podremos avanzar hacia una representación más equitativa y saludable en las relaciones tanto dentro como fuera de la pantalla.

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